jueves, 14 de abril de 2011

DERECHO POSITIVO

El derecho positivo es el conjunto de normas jurídicas escritas en un ámbito territorial en el que de manera puntual genera polémica de ser el más normativo, y que abarca toda la creación jurídica del legislador, ya sea vigente o no vigente, no sólo recogida en forma de lo que viene siendo la ley.
El concepto de derecho positivo está basado en el positivismo, corriente de pensamiento jurídico que considera al derecho como una creación del ser humano. El hombre crea el derecho, las leyes (siendo estas la voluntad del soberano) crean Derecho. Al contrario del Derecho natural, según el cual el derecho estaba en el mundo previamente, y el ser humano se limitaba meramente a descubrirlo y aplicarlo en todo el sentido de la palabra.
En este sentido, el derecho positivo descansa en la teoría del normativismo (elaboración del téorico del derecho Hans Kelsen -siglo XX-), y que estructura al derecho según una jerarquía de normas (jerarquía normativa).
Desde el punto de vista de otras escuelas de pensamiento jurídico, que no excluyen la existencia del derecho natural o derecho divino, el derecho positivo sería aquel que emana de las personas, de la sociedad, y que debe obedecer a los anteriores para ser justo y legítimo.
Así, se entiende el derecho positivo como un derecho puesto o dado desde el Estado. El positivismo jurídico se divide en formalista y sociológico. El primero estudia las formas jurídicas y surge en el siglo XIX con dos escuelas como precursoras de esta corriente: en Francia la Escuela Exégesis, y en Alemania la Escuela Dogmática alemana. En cuanto al positivismo jurídico de carácter sociológico, estudia el impacto del derecho positivo en la sociedad. Sus escuelas precursoras son en Francia la Escuela Social francesa, y en Alemania el Movimiento del Derecho Libre alemán, ambas del siglo XIX-XX.
La concepción del positivismo jurídico abarca un solo derecho, lo que también se conoce como monismo jurídico: el derecho positivo. En cambio, para el iusnaturalismo o derecho natural, existen dos derechos (dualismo jurídico): el derecho positivo y el derecho natural. Este último se define como el conjunto de principios o valores superiores a los cuales podemos acceder a través de la capacidad humana y que prevalecen sobre el derecho positivo y son siempre válidos. El origen de esta doctrina es tan antiguo como el Derecho, y puede rastrearse intelectualmente desde el paso del mito al logos en la Grecia Antigua.
Los derechos positivos, en plural, son por tanto conceptualmente diferentes de los derechos naturales.

JURISPRUDENCIA

Se entiende por jurisprudencia a la interpretación jurídica que realizan órganos jurisdiccionales competentes con la finalidad de aclarar posibles lagunas de la ley y es posible crearla a través de las reiteradas interpretaciones que hacen los tribunales en sus resoluciones de las normas jurídicas, y puede constituir una de las Fuentes del Derecho, según el país. También puede decirse que es el conjunto de fallos firmes y uniformes dictados por los órganos jurisdiccionales del Estado. Esto significa que para conocer el contenido cabal de las normas vigentes hay que considerar cómo se vienen aplicando en cada momento. En otras palabras, la jurisprudencia es el conjunto de sentencias que han resuelto casos iguales o similares de la misma manera o en el mismo sentido.
El estudio de las variaciones de la jurisprudencia a lo largo del tiempo es la mejor manera de conocer las evoluciones en la aplicación de las leyes, quizá con mayor exactitud que el mero repaso de las distintas reformas del Derecho positivo que en algunos casos no llegan a aplicarse realmente a pesar de su promulgación oficial.
En el Derecho anglosajón es una fuente de importante magnitud, debido a que los jueces deben fundamentar sus decisiones o sentencias judiciales mediante un estudio minucioso de los precedentes, hechos o pruebas que incriminen al detenido sin violar o vulnerar sus principales derechos.
En el Derecho continental, la jurisprudencia es también una fuente formal, aunque varia sustancialmente su valor y fuerza vinculante de acuerdo a las legislaciones locales de cada país. Es así que en algunos casos, los fallos de cierto tipo de tribunales superiores son de aplicación obligatoria para supuestos equivalentes en tribunales inferiores; en otros, las decisiones de instancias jurisdiccionales similares no son por lo regular vinculantes para jueces inferiores, excepto que se den ciertas circunstancias específicas a la hora de unificar criterios interpretativos uniformes sobre cuestiones determinadas en materia de derecho (como en el caso de las sentencias plenarias en el derecho argentino). Finalmente, y como alternativa más extendida en los Estados que ostentan estos sistemas jurídicos, puede que los fallos de nivel superior, en ningún supuesto resulten obligatorios para el resto de los tribunales, aunque sí suelen ostentar importante fuerza dogmática a la hora de predecir futuras decisiones y establecer los fundamentos de una petición determinada frente a los tribunales inferiores.
En todo caso, tampoco el estudio de las sentencias nos da la medida exacta de la realidad del Derecho porque ocurre que en ocasiones y por diversas razones las sentencias dejan de cumplirse o aplicarse.
Esto es así especialmente cuando el poder judicial entra en colisión con otros poderes del Estado moderno como el ejecutivo y el legislativo, y aunque compromete el principio de separación de poderes es un fenómeno que no puede desconocerse completamente al elaborar una teoría del Derecho, a riesgo de que aparezca como totalmente separada de la realidad jurídica y social.
La jurisprudencia se inspira en el propósito de obtener una interpretación uniforme del derecho en los casos que la realidad presenta a los jueces.

EL DERECHO

El Derecho es el orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad inspirado en postulados de justicia, cuya base son las relaciones sociales existentes que determinan su contenido y carácter. En otras palabras, son conductas dirigidas a la observancia de normas que regulan la convivencia social y permiten resolver los conflictos intersubjetivos.
La definición inicial da cuenta del Derecho positivo, pero no explica su fundamento;por ello juristas, filósofosteorías jurídicas sin que exista, hasta la fecha, consenso sobre su validez. El estudio del concepto del Derecho lo realiza una de sus ramas, la Filosofía del Derecho. Con todo, la definición propuesta inicialmente resuelve airosamente el problema de "validez" del fundamento del Derecho, al integrar el valor Justicia en su concepto. La validez los conceptos jurídicos y metajurídicos son estudiadas por la teoría del derecho. y teóricos del Derecho han propuesto a lo largo de la historia diversas definiciones alternativas, y distintas
Los conceptos de derecho positivo y el derecho vigente se pueden reducir a que el primero es el que se aplica y el segundo es el que el órgano legislativo publica para ser obedecido en tanto dure su vigencia, mientras no sea sustituido por medio de la abrogación o derogación. Por lo tanto no todo derecho vigente es positivo, es decir hay normas jurídicas que tienen poca aplicación práctica; es decir, no es derecho positivo pero si es derecho vigente.
Desde el punto de vista objetivo, dícese del conjunto de leyes, reglamentos y demás resoluciones, de carácter permanente y obligatorio, creadas por el Estado para la conservación del orden social. Esto es, teniendo en cuenta la validez; es decir que si se ha llevado a cabo el procedimiento adecuado para su creación, independientemente de su eficacia (si es acatada o no ) y de su ideal axiológico (si busca concretar un valor como la justicia, paz, orden, etc).

martes, 5 de abril de 2011

COMO COMBATIR EL PLAGIO



ASIGNATURA: METODOLOGÍA DEL TRABAJO INTELECTUAL

PORQUÉ Y CÓMO DEBEMOS COMBATIR EL PLAGIO

1.- Descripción del plagio.

Todos debemos evitar y combatir el plagio porque es equivalente a negarnos a pensar por nosotros mismos; porque ésa es una actitud que retrasa el progreso del conocimiento de la humanidad; porque con ello se niega la esencia misma del trabajo universitario; y, porque es profundamente inmoral.

Puede haber distintas definiciones de “plagio”. Desde el punto de vista del trabajo universitario, podemos definirlo así:

El plagio consiste en hacer pasar como nuestras, ideas o textos que pensaron otros y que nos fueron transmitidas por ellos, bien por escrito, bien oralmente o por algún otro mecanismo de comunicación. El plagio se consuma en dos circunstancias: cuando usamos las ideas textuales de otro y no las colocamos entre comillas, o cuando no damos a quien nos lee o nos escucha, la indicación suficiente como para que sepa de qué autor, libro, documento o circunstancia fue tomada la idea ajena.

Para ser completamente claros: se plagia cuando una idea textual de otro es reproducida por nosotros sin ponerla entre comillas o sin hacer la referencia al lugar o circunstancia de la cual fue extraída. Son por tanto, dos requisitos cuando se trata de una idea textualmente utilizada. Basta que falte uno de ellos (las comillas o la referencia) para que se produzca el plagio.

Si hemos tomado las ideas de otro pero no las citamos textualmente (por ejemplo, porque hacemos un resumen o porque sólo usamos su forma de pensar) no debemos utilizar comillas pero sí debemos hacer siempre la referencia. Si no actuamos así, se consuma el plagio.

Hay que poner comillas y hacer referencias cada vez que usamos ideas de otra persona. Si en un trabajo usamos las ideas de alguien más de una vez, tenemos que hacer la referencia en cada oportunidad, y debemos poner comillas en cada cita textual.

Se comete plagio en el trabajo universitario no sólo cuando se toma como propias ideas escritas de otros. También es plagio tomar como propias ideas dichas verbalmente por otros (en una conferencia o una clase por ejemplo), sin hacer referencia a dicha circunstancia.

También se comete plagio cuando en una exposición oral, usamos ideas de otro y no lo decimos. En ese caso no habrá que hacer una referencia detallada, pero cuando menos, será preciso decir el nombre del autor de quien hemos oído o leído la idea.


El plagio también incluye a las ideas expresadas gráficamente (fotografías, películas, cuadros, caricaturas) o en obras escultóricas, o en obras musicales. Siempre que usamos una idea de otro como nuestra, cometeremos plagio.

El plagio no depende de las intenciones del que toma ideas de otro, sino de un hecho objetivo: se puede plagiar aunque no se quiera hacerlo. Se puede plagiar, simplemente, por tener poca atención o poco cuidado.

Cada vez se ven más casos en los que los estudiantes mandan hacer el mecanografiado de los trabajos a lugares en los que se ofrece ese servicio. El alumno debe saber que es responsable de lo que se haya escrito en nombre de él. Por tanto, es altamente recomendable que sean los propios estudiantes quienes hagan la versión final o, en todo caso, que revisen cuidadosamente los trabajos cuyo mecanografiado hayan encargado.

2.- Razones por las que el plagio es condenable y, en consecuencia, es sancionado por la Universidad.

Existen, esencialmente, cuatro razones para condenar el plagio en el campo específico del trabajo universitario, que es aquél del cual tratamos aquí.

La primera consiste en que el plagio es equivalente a negarnos a pensar. En efecto: cuando hacemos un trabajo escrito o una exposición oral y utilizamos como propias las ideas de otros, estamos utilizando lo que otros pensaron para no tener que pensar nosotros mismos. La Universidad es un recinto académico dentro del cual, la tarea principal es pensar. Si plagiamos, negamos el trabajo fundamental que debemos hacer. Estamos haciendo algo contradictorio con la esencia de la Universidad y estamos degradando la calidad que buscan los demás profesores y estudiantes. En otras palabras, estamos traicionando el esfuerzo de la comunidad universitaria como un todo.

La segunda consiste en lo siguiente: si cuando plagio no pienso, retraso el progreso del conocimiento de la Humanidad porque, a pesar que tengo la posibilidad de hacer un trabajo creativo en la Universidad (oportunidad que pocos tienen en la vida) no cumplo con esa responsabilidad.

Desde luego, podemos suponer que sería una presunción soberbia de nuestra parte, creer que nuestras ideas harán avanzar a la Humanidad. Pero ése no es el enfoque correcto. Lo que debemos tener en cuenta es que, si la vida nos dio la oportunidad de ser universitarios, entonces tenemos el deber correspondiente de hacer nuestro mayor esfuerzo de pensar en beneficio de la Humanidad, logremos grandes resultados o no. Es un deber y tenemos que exigírnoslo.


En tercer lugar, hay que tener en cuenta que la verdadera razón de ser de una Universidad, es pensar para hacer progresar el conocimiento. Ésta es una responsabilidad de profesores y estudiantes. Si plagiamos para no hacer el esfuerzo de pensar, estamos negándonos a hacer el trabajo propio de la Universidad y, como ésta somos las personas que la conformamos, en realidad, la estamos haciendo menos buena de lo que debe ser.

Finalmente, un aspecto fundamental es considerar que en el plagio hay un comportamiento contrario a la ética, tanto porque incumplimos el deber de trabajar como universitarios, como porque al tomar las ideas de otros y hacerlas pasar por nuestras, se las estamos robando. El plagio, según esto, es una forma de hurto. Conlleva intención de mentir, de ocultar, de fingir. Ningún plagio es excusable, permitido o tolerable. Lo ético es cumplir bien nuestros deberes y reconocer a cada uno lo que es suyo, especialmente si es su creación. Al mismo tiempo, al presentar un trabajo ajeno como propio, estamos distorsionando la evaluación que corresponde hacer a los profesores.

3.- Cómo debemos citar.

En el cómo citar, hay dos aspectos diferentes: cómo trato la cita en el texto de mi trabajo y cómo hago la referencia a la fuente de la cual obtuve la idea.

3.1.- Cómo tratar la cita en el texto.

Cada vez que uso un texto con ideas elaboradas por otra persona, lo debo encerrar en comillas, no importando cuan extenso sea.

No es ético cambiar las palabras del texto de otro para hacerlo pasar como mío. Son tan importantes las ideas que expresó el autor, como las palabras que utilizó. Siempre que se pueda, hay que citar el texto de la otra persona entre comillas. A esto se llama cita textual.

A veces, sin embargo, puede parecernos útil hacer el resumen de cómo trata un tema entero un determinado autor, o podemos usar su método de desarrollo de las ideas, o un procedimiento especial de pensamiento, o una fórmula inventada por otro.

Debemos hacer mención de que estamos tomando ideas de otra persona y que tal uso se extiende en las páginas en que ello ocurra: puede ser media página o todo un capítulo.En definitiva, debemos decir la verdad sobre el uso de las ideas ajenas con la mejor descripción posible de su extensión.


3.2.- La referencia a la fuente.

Tanto al realizar citas textuales , debemos hacer una referencia a la fuente de la que las ideas fueron extraídas: un libro, un artículo de revista, un documento, una página de Internet, una conversación, etc.

El verdadero secreto para hacer una referencia a la fuente de manera que se evite el plagio, es tratar de que quien nos lea, pueda llegar a la fuente que utilizamos mediante la descripción que le hagamos de ella.

Para citar un libro o una revista hay modelos clásicos de fichas de referencia que pueden ser utilizados (nos referimos a ellos a continuación). Sin embargo, cuando citamos un documento nada sustituirá nuestro ingenio para describirlo y, para ello, deberemos consignar las características que mejor puedan identificarlo: el papel, las letras, la fecha, las firmas, los sellos o las primeras palabras de su texto cuando no hay autor o título.

La cita de un libro debe ser hecha con los siguientes contenidos mínimos:

- Nombre del autor.

- Título de la obra.

- Pie de imprenta que contiene el lugar donde el libro fue producido (normalmente una ciudad); la fecha de la edición y el nombre del editor o, a falta de éste, el de la imprenta en la que se imprimió el trabajo. Normalmente, en un libro encontramos todos estos elementos con rapidez. Si no los hay (a veces ocurre), debemos consignar en la referencia cuáles faltan.


Si se trata de un artículo de revista:

- Nombre del autor.
- Título del artículo.
- Revista en la que se halla, para lo cual, hay que indicar el nombre de ella, quién la edita, lugar fecha y número de edición. Si falta alguno de estos elementos hay que decirlo en la cita.


Las ideas extraídas de Internet deben ser referidas con la dirección correspondiente y, dado el caso, con el procedimiento a seguir dentro del sitio de la web  si es complicado de realizar. Siempre que se pueda, se debe consignar el nombre del autor, el título del documento citado y los elementos del pie de imprenta que se haya hecho explícitos en la publicación.

EL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO



EL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO

Este capítulo se destina a una pequeña evaluación comprensiva del estudiante universitario de nuestro medio, cuestión que es necesaria para relacionarlo con los aspectos, ya vistos, acerca de la universidad. De esta manera se pretende elaborar el planteamiento de lo que son, y de lo que debieran ser, sus alternativas en el presente y sus posibilidades en el futuro.
  Estos temas principales copan la temática que se anuncia: a) la identidad del estudiante universitario concebida a través de los rasgos de su naturaleza y de algunas de sus características peculiares; y b) La interpretación de sus actitudes, realizable mediante la captación de los objetos que persigue (o que debiera perseguir), y de sus perspectivas que, según razonamientos lógicos, deben esperarse como acontecimientos ineludibles.

3.1 LA IDENTIDAD DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO

Importa en este momento establecer y organizar los rasgos y las situaciones con las cuales se puede identificar al estudiante universitario, como individuo y como conjunto social, teniendo como escenario las circunstancias que presenta nuestro medio sociocultural, Esto se lleva al efecto en las líneas que siguen, exponiendo lo que corresponde a su naturaleza y a sus características.

3.1.1 La naturaleza del estudiante universitario           

El estudiante universitario en nuestro medio, considerado individualmente es la persona que ha logrado el ingreso a la educación superior, no sólo por haber culminado con éxito aprobatorio los cursos correspondientes a la educación media o secundaria, sino que también porque, circunstancialmente, disfruta de las mínimas posibilidades económicas que se requieren para lograr tal efecto (sobre todo si se trata del ingreso a las universidades privadas), y/o porque, además, ha contado con la mínima cuota de buena suerte que la ha proporcionado el respectivo cupo (sobre todo si se trata del ingreso a las universidades estatales).
De hecho, cada estudiante universitario ha sido previamente a su matrícula en la universidad, un producto obligado al culminar la etapa de la educación media, circunstancia ésta que lo predispone y lo dirige hacia la universidad, no sólo para

cumplir con el rito tradicional de los bachilleres, sino para contrarrestar, en lo posible, la posibilidad de engrosar las filas del subempleo y del empleo disfrazado, pues para que este momento no se poseen habilidades específicas ni preparación técnica suficientes.
Pero los aspectos identificatorios más completos surgen cuando se considera al estudiante universitario, ya no a nivel de individuos sino socialmente, a la manera de un conjunto, que es lo que comúnmente se denomina “estudiantado universitario”.
Este conjunto es observable y analizable ya que se constituye como un “ente social”, con múltiples y diversas viviendas humanas que afectan a la sociedad global. Es desde este punto de vista que se pueden captar y comprender sus características para así interpretarlo en una forma más amplia e integral.

3.1.2 Características del estudiante universitario

Se ponen de manifiesto aquí las características de conjunto que corresponden y ayudan a identificar al estudiante universitario típico.
Estas características han sido extraídas como productos directos de la observación sistemática que llevó al efecto en el medio ambiente de nuestros centros universitarios, y en un orden lógico de presentación son:

3.1.2.1. El estudiantado universitario es un producto social    
            estratificado.

Como es apenas obvio, el conjunto de estudiantes universitarios es un producto de extracción de nuestro medio social; pero, lo que es realmente significativo es la forma de estratificación socioeconómica que presenta.
  Las mayores proporciones proceden de la clase media y de la clase alta, en su orden, siendo aparentemente el estrato “medio alto” el de mayor participación. Por consecuencia, la clase baja sólo tiene unos pocos representantes que por lo general corresponden a los estratos “bajo medio” y “medio alto”.
 Esta forma de distribución participativa no corresponde, por ahora a lo que se pretende para nosotros como esquema de “sociedad democrática”.
La estratificación se presenta arbitraria por cuanto implica la utilización de loa universidad y de sus beneficios inmediatos sólo para quienes de antemano se hallen ubicados en situación de privilegio.

  De otra parte, estas condiciones de distribución socioeconómica en los estudiantes universitarios se hallan, en cierta forma, respaldadas con las modalidades de estratificación que presentan los propios centros de estudios universitarios, cuestión ésta que ya se ha visto en páginas anteriores (véase punto 2.2.2).
  En consecuencia, se puede afirmar que las alternativas de estratificación socioeconómica que presenta el estudiantado, encuentran adecuada ubicación dentro de los estratos y subestratos del propio sistema universitario.
  Es de esperarse que si se logra la culminación de etapas exitosas en el propio proceso de desarrollo de la universidad, esta forma arbitraria de estraficación cambia, en beneficio de la sociedad en general y de los estudiantes en particular.
  El sistema universitario, dentro de una pretendida sociedad ascendente (es decir, proporcionar los medios para que más individuos y familias con miembros en la universidad asciendan en la escala social), crear las situaciones para que por vía natural, se institucionalice la participación equilibrada y armónica de todos los estratos y subestratos sociales en los beneficios más significativos, como son precisamente, los que proceden de la universidad.
No se trata por lo tanto, de mediante el estudio en la universidad, crear edites que reposen fraudulentamente sobre grandes mayorías que no han tenido el beneficio de ese tipo de estudio, sino de habilitar a toda la sociedad, irrigándola en todos sus ámbitos y posibilidades, con los beneficios que emergen de la actividad universitaria. Esto significaría un avance concreto en el proceso de desarrollo integral del país.

        3.1.2.2. El estudiante universitario es un fenómeno social masivo y   
                     recurrente.
El conjunto de estudiantes universitarios se manifiesta, desde el punto de vista poblacional (y si se quiere demográfico), como un fenómeno masivo y recurrente, que año a año y semestre a semestre se renueva y aumenta en los claustros universitarios. Es por lo tanto, cuantitativamente, un fenómeno de alta variabilidad y con tendencia al incremento, en una proporción mayor que el incremento de los cupos en las universidades y demás centros de educación superior.
  Pero pese a tal crecimiento continuo siempre ha sido, proporcionalmente, y en comparación con la población estudiantil total del país, relativamente pequeño.

     



  3.1.2.3 El estudiantado universitario presenta una baja productividad en    
                   el estudio.
Los estudiantes que laboran en nuestros centros universitarios se ven afectados a consciente y aconscientemente, por una serie de problemas concretos que disminuyen la efectividad en el estudio mismo, restringiendo la calidad y la cantidad de los conocimientos que son necesarios para la culminación exitosa de las carreras profesionales y para el normal ejercicio de la profesión.
  Dada la importancia de las situaciones y de estos problemas y teniendo en cuenta la incidencia de los mismos en el desarrollo presente y futuro de los estudiantes, este tema (los problemas que afectan el estudio en la universidad), será tratado por aparte y en forma más analítica en el capítulo que sigue.


          3.1.2.4 El estudiantado universitario se configura como una élite.
Ante las circunstancias de la propia universidad y ante las condiciones del país, el conjunto de nuestros estudiantes universitarios se manifiesta como una “élite”, es decir, como una minoría privilegiada, siendo esto el origen de muchas otras características sobresalientes.
 Ser estudiante universitario es un privilegio social entre nosotros, privilegio que no siempre se comprende, ni se tiene en cuenta, y que a veces ni siquiera se advierte. Y al menos esto último es necesario porque los miembros de cualquier élite tienen claras responsabilidades, tanto para con ellos mismos como para con el conjunto de la sociedad.
  El término “élite” sugiere dos significados principales que a la vez son correlativos. El uno, que equivale simplemente a estrato o clase social alta, y el otro más genérico y que corresponde al concepto de minoría privilegiada. Esta última acepción es la que en este momento se acoge con mayor énfasis ya que el estudiantado universitario es, por una parte y desde el punto de vista de las estadísticas, una real minoría ya sea que se le considere como constitutivo de la población universitaria potencial (o sea del conjunto de legítimos aspirantes al ingreso a la universidad).

Son muy pocos los colombianos que logran ingresar a la universidad, y son todavía menos los que logran salir avantes como profesionales. Además, los niveles de escolaridad van disminuyendo a partir de la primaria, de tal manera que la proporción de estudiantes universitarios, relacionada con la población del país, tiene que ser necesariamente mínima. De otra parte, esta minoría es privilegiada porque las prerrogativas de la educación superior, en este país, han sido y siguen siendo una especie de eslabón para conseguir un status de superioridad, efectiva o no, sobre la mayoría de los "no doctores". Para las clases más bajas de la sociedad, el llegar a la universidad se considera como un hecho insólito. La distancia social interestratos parece ser un determinante en este sentido, de tal manera que la gran mayoría de la población tiene proporcionalmente muy escasos representantes, primero en la universidad y luego en los cuadros directivos del país.

3.1.2.5. El estudiantado universitario posee una conciencia social.
Múltiples experiencias demuestran que el estudiantado universitario puede funcionar como una unidad social porque siempre pone de manifiesto una "conciencia social", diversificada en sus objetivos políticos si se quiere, pero al fin y al cabo' unitaria desde el punto de "vista de las expectativas sociales.
Esta conciencia social se reconoce a través de una latente organización interna, probada en múltiples ocasiones en los movimientos estudiantiles que son ya tradicionales, y en la dinámica que acredita a este estudiantado como una fuerza social importante, que puede aglutinar otras fuerzas, y que por lo tanto tiene trascendencia nacional.

3.1.2.6. El estudiantado universitario permanece en un estado de   
            Tensión latente.
Surge aquí un tema candente y de gmr1despreocupaciones, como es el de la tensión estudiantil, que provoca desasosiego a los directivos universitarios y a los dirigentes del país, y que en el pasado inmediato, y aún hoy, se viene expresando en "paros", marchas forzadas, manifestaciones pasivas y violentas, y en muchas otras formas de protesta, y que por lo general culminan con las fórmulas de siempre: diálogos a todos los niveles, control policivo y cierre temporal de centros universitarios.
En el capítulo 1, cuando se habla de la normatividad de la universidad (véase: 1.4.3.4.), se ha hecho referencia al control de la tensión natural que se presenta al interior de cualquier sistema o subsistema social como el de la universidad. Pues bien, la efectividad de ese control depende casi en absoluto de la "calidad" de las normas vigentes dentro del sistema o subsistema, calidad que a su vez depende de otras varias condiciones, de las cuales la principal es el grado de adecuación a las circunstancias sociales. Si se exploran un poco la normatividad interna a la universidad y la normatividad del sistema
socia1 general, se hallarán, sin duda, las explicaciones racionales a esta tensión estudiantil, que de todas maneras es preocupante y requiere una solución eficaz.

Nuestra sociedad se halla en crisis debido, en parte, a la transición hacia planos superiores de desarrollo económico, y en toda crisis lo que más resulta afectado es la normatividad, porque los valores han cambiado y siguen cambiando, y porque las actitudes aparecen desconcertantes ya que no se compaginan con las formas tradicionales de actuar, ni hay claridad suficiente acerca de los objetivos que se persiguen.
Si se reúnen en principio estas apreciaciones con el concepto (también ya explicado) de "universidad como institución social", se obtiene un panorama en el cual emergen algunas causas y circunstancias del fenómeno "tensión estudiantil". Es apenas lógico que los tremendos problemas sociales de todo orden, pero especialmente los de tipo económico y político, repercuten en la fuerza viva de la universidad, que como se ha visto, es altamente dinámica.
El estudiantado conserva vivo su poder de expresión parte la inconformidad, y busca sin cesar una respuesta dentro y fuera de los claustros.
Es necesario aclarar, en este momento, que con estas exposiciones lo que se pretende no es, en ningún caso, justificar lo que podría denominarse como "desorden estudiantil" en el sentido de la falta de disciplina, especialmente en el ámbito docente. Sólo se pretende, con fines explicativos, establecer algunas de las relaciones que existen entre la problemática socioeconómica
'del país y la problemática particular de la universidad, y poner de manifiesto un enfoque tentativo para la solución de la última.

Se puede concluir que, descontando la agitación extremista que una minoría organizada hace dentro de la universidad aprovechando el clima de descontento, la tensión estudiantil que a veces parece incontrolable, es consecuencia directa de las situaciones disfuncionales de la estructura socioeconómica.

3.2. LOS OBJETIVOS Y LAS PERSPECTIVAS DEL ESTUDIANTE           
       UNIVERSITARIO
      Siendo miembro activo de una élite (tal como ya se ha explicado), el estudiante universitario parece tener, principalmente, unos objetivos y finalidades mezquinos; parece no comprender en todo su significado su propia condición y, consecuencialmente, parece desconocer gran parte de sus responsabilidades.
Por lo menos esto es lo se puede concluir cuando se observa un comportamiento estudiantil que no es propiamente el deseable si se tiene en cuenta la perspectiva de  la eficiencia profesional, para conseguir por este medio tanto la promoción del desarrollo de la personalidad a nivel individual, como la promoción del desarrollo integral a nivel social.
De acuerdo con los resultados de las investigaciones realizadas, el estudiante común y corriente está acostumbrado a concebir la culminación de una carrera universitaria como una única y exclusiva posibilidad de éxito, y pretende llegar a esta meta por los medios, que según su entender, pueden ser los más fáciles, tales como la copia en los exámenes y demás pruebas académicas, la astucia dialéctica de convencimiento a los profesores para lograr calificaciones que realmente no se merecen, las actitudes para esquivar las lecturas programadas y los trabajos prácticos, la memorización para tratar de salir del paso ante los requerimientos de los profesores, etc., etc., aun a sabiendas que obrar en tal forma no es ético.
Con la presencia y persistencia de tales circunstancias se da a entender, entre otras cosas, que muy pocas veces una carrera profesional se acomete después de haber hecho un análisis profundo y completo de las circunstancias, de los objetivos y de las posibilidades; y esto tal vez sea uno de los principales factores que ocasionan fracasos, tanto durante el estudio como después en el ejercicio de la profesión.
Existe también una perspectiva de carácter positivo, aunque un tanto disminuida, cual es la intención (por parte del estudiante universitario), de servir a la sociedad y a las comunidades. Sin embargo, correlacionando otras actitudes resulta (por lo menos para una minoría significativa), que esa intención llega a ser solamente una "forma de decir", un vano argumento para convencer a gentes desprevenidas, y por lo mismo una especie de disculpa o de "pantalla" para lograr disimuladamente las finalidades egoístas, miopes y personales (no sociales), que realmente se pretenden. Para no pocos profesionales, ya en ejercicio, el servicio a la comunidad se halla condicionado al beneficio personal, pues si este último no es posible aquel no se realizará.

Como se ve, el panorama en este sentido (objetivos y perspectivas del estudiantado universitario), es francamente desolador. Se debe pensar en un cambio radical de las actitudes hacia la universidad y hacia la sociedad, y esto parece ser posible, solamente, si de antemano se elabora un plan de acción basado en la ética fundamental, en la concientización práctica de los estudiantes, y en la investigación científica. Esto por cuanto, por ley sociológica, todo movimiento y todo cambio social tiene sus causas y tiene sus propias finalidades. Por lo tanto, este cambio radical de  las actitudes hacia la universidad y hacia la sociedad no es un evento que se produzca al azar, ni puede ser una reacción ciega.
Identificar los reales objetivos que debe perseguir el estudiante, y advertir las perspectivas de la universidad, que sean armónicas con esos objetivos, es una tarea no apta para quienes se sustentan con el subjetivismo y para quienes se ubican en posiciones ideológicas extremas. La concepción ética requiere (para éste y otros casos de problemática social), una inmersión en la autenticidad de los valores que se reconocen en la justicia, en la bondad y en la dignidad humana en todas sus dimensiones.
Se impone además una verdadera labor de concientización social para el universitario, labor que promueva las consecuentes responsabilidades. Es necesario comprender que cada profesional es un punto clave para el desarrollo masivo y que por ello debe prepararse en función de las necesidades sociales que más tarde debe solucionar en colaboración con otros. Solo así se puede lograr el éxito de una vida intelectual. Pero además, el estudiantado ha de comprender que el éxito consolidado es un producto del esfuerzo continuo, de la persistencia en un trabajo planeado y organizado, y también de la presencia de un conjunto de aptitudes y de actitudes, unas innatas y otras adquiridas.
De otra parte, una investigación científica en tal sentido tendría que ser una continua indagación acerca de la universidad y sus relaciones con la sociedad global. Sus resultados, también continuos, darían la base para llevar a cabo una acción organizada de superación a partir de unos objetivos claros, concretos y éticamente realizables.
Pero la mayor dificultad que se presenta en investigaciones de este tipo no está en el diseño ni en la ejecución de las labores operativas, sino en el planteamiento adecuado de los problemas y en la interpretación correcta y objetiva de los elementos intermitentes. Especialmente esta labor debe ser llevada a efecto por verdaderas mentalidades científicas.